jueves, 29 de octubre de 2009

LA MODERNIDAD DE LO REAL

LA MODERNIDAD DE LO REAL
LINO ENEA SPILIMBERGO

Las diferentes expresiones de “los modernos” o “grupo de París” irrumpe en la vida cultural de Bs. As., a mitad de los años veinte y principios de los treinta.
La obra de Lino Enea Spilimbergo es un enfrentamiento entre los modelos institucionalizados del arte, y la politización de una práctica que lleva a los artistas no sólo a producir sino a decidir quién será su público y para quienes pintan. Es un arte moderno en concepto y forma (europeo), pero regional y político, con elementos latinoamericanos.
Una mirada que descubre lo real. Hijo de inmigrante italiano, nació en Bs. As. En 1896. Nace cuando el censo registra un 25% de extranjeros entre los habitantes del país. De ellos, un millón había llegado a la Argentina entre 1880-1890. Perteneció a una familia de trabajadores.
A los tres años, viaja a Roverazza (Italia), que es el pueblo donde nació su madre. Su fantasía fue pensar que él había nacido allí.
Regresa a los 14 años a Bs. As. Y trabaja de cadete en una tienda, alternando sus trabajos con la pintura.
Spilimbergo busca un sentido profundo a lo que mira y realiza su aprendizaje de pintura por los bosques de Palermo o a orillas del arroyo Maldonado. A los 19 años se inicia en el dibujo y a los 21 años en la Academia Nacional de Bellas Artes.
Cuando viaja a París en 1926, descubre a Cézanne, Picasso, Braque. Une lo figurativo con los elementos de la abstracción y del postcubismo. “Se puede pintar una naturaleza muerta y pintar la quietud de una época” dice Spilimergo. Sus figuras son de inmediata identificación: mujeres y jóvenes de enormes ojos estáticos, que miran el vacío entre el lienzo y el espectador: paisajes en los que el valor constructivo de la realidad queda en una zona ideal, abstracta, de atemporalidad. Luego utiliza el volumen y la perspectiva.
¿Qué es la forma?
“El medio que crea el artista para exteriorizar su ensimismamiento, en correlación con su moral y con el concepto que tiene de la vida”.
Cuando vuelve se ha convertido en un artista de vanguardia, caracterizándose por una figuración monumental, sencilla, despojada, de alta calidad constructiva y potente expresividad.
Luego del golpe de Estado de 1930, comienza la llamada Década Infame, signados por el fraude y el autoritarismo. A Spilimbergo no le son ajenos esos años, ni lo serán en su madurez, hasta el fin de sus días en Unquillo, en la Pcia. de Córdoba, donde muere en 1964.

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