




Tristan Tzara (1896-1963) fundó el movimiento dadaísta en 1916, proclamando ser la mayorsubvertir el curso del arte y del pensamiento. En la historia, el Dadá tuvo corta vida, pues tanto Tzara como otros autores dadaístas se pasaron al surrealismo de André Breton. El manifiesto dadaísta se opuso a la vigencia de la lógica, a la influencia de la moral en el arte, por ser producto de las discusiones de los filósofos,propuso la irracionalidad, la protesta desde el arte mediante la subversión estética. fuerza capaz de
Planteó dudar del psicoanálisis, de las intenciones morales y didácticas en la literatura. Quiso transgredir toda norma, en su manifiesto blasfema mucho, pero por momentos revela una fe en ruinas. No teme ser inconsecuente, porque considera la vida como expresión de contradicciones. Sin embargo se notan los límites de su proyecto, pues este texto no estaba tan madurado como el manifiesto surrealista, que no desechó el psicoanálisis ni intentó romper con la cultura vigente hasta su fecha.
El arte contra la lógica: Esta propuesta tan arriesgada no tiene mucho asidero en el futuro, pues sabemos que con la lógica progresa la ciencia, el lenguaje y todo campo del logos o discurso del conocimiento. Además la lógica libera de errores de cálculo y clarifica el esbozo y conceptualización de ideas. Oponerse a la lógica es evitar la explicación del hecho artístico, esto no es malo, pero es necesario hacerlo fuera del texto literario es decir en el paratexto, allí hay lugar para la teoría y la crítica.
Tzara proclama el egoísmo en el arte, la obra es solo para el artista quien no busca convidarla, hacerla comprensible es tarea de los periodistas. Los códigos estéticos del artista no deben ser revelados al profano, además la explicación malogra el misterio del texto literario. No se pueden negar estas pretensiones, pero si hubo necesidad de atenuarlas en su momento. Hoy más que nunca la literatura se retroalimenta de sí misma, y este feedback es natural en un mundo letrado.
El grito de Tzara busca opacar la lógica, ensanchar el término del arte, incluyendo trabajos que no han tenido un proceso muy cuidadoso, como el que sigue las formalidades de una obra canónica. En el mundo de hoy, su propuesta está desfasada y superada, puesto que la literatura hoy más que nunca una carrera profesional, donde la guía de expertos y la vida universitaria es vital para asimilarla. No se puede construir un edificio sin cimientos, menos el arte sin la técnica en orden a la lógica.
Un arte sin moral: No es necesario que un arte se distancie radicalmente de la moral, es obvio que moralizar por el arte aburre, satura y recarga. Pero la moral es un orden de pensamiento ineludible en el ser humano, incluso el delincuente le tiene presente para trasgredirla según sus fines. Parte de esta negación de la moral está en la blasfemia recurrente en su manifiesto y en su crítica a la bondad y caridad, esto evidencia la influencia de Nietzsche. Carecer de moral sirve para provocar.
La moral es parte del ethos de las naciones, de los oficios y profesiones, es cierto que conectasalirseun acto de furia, donde el hombre pueda protestar contra los sistemas establecidos y no consumirse por la moral. con la lógica, otro enemigo de Tzara, pero el peligro de atacar todo lo establecido es el del mundo, del orden del pensamiento. Para Tzara, la moral sirve a los fines de la burguesía, quienes limitan al hombre con reglas establecidas. El pide que la lectura se vuelva
Un arte desmoralizado puede regodearse en lo grotesco, lo abominable, sin embargo el arte nació para imitar la naturaleza y buscar la belleza, que a veces se expresa idealizada, pero esto vale como esfuerzo de depurar el lenguaje, hacia un código artístico trascendente. Tzara insiste en que Dadá no significa nada, lo que vale es su actitud de asco, de querer barrer lo establecido, pero en esta empresa su movimiento se desgasta, tanto como los excesos del manifiesto futurista de Marinetti.
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